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25 años atrás

18 octubre 2008

Ayer día 17 de octubre de 2008, se cumplieron justo 25 años desde que comenzase a estudiar 1º de BUP en la Laboral, tal y como muy bien me comunicó Ramón Arribas por correo electrónico, aunque es obvio que esta fecha no había sido olvidada, y menos cuando es precisamente la fecha conmemorativa, a partir de la cual empieza la marcha atrás hacia nuestro reencuentro. Amigos y amigas, compañeros y compañeras, tenemos un año para organizar todo esto y no debemos perder ni un minuto.

Os voy a pedir a todos los que así lo deséis que comentéis esta entrada con vuestra experiencia de aquellos días, de aquella jornada de apertura de curso o de esos primeros días. Yo lo voy a hacer en los próximos párrafos, no sin antes comunicaros que la Asociación de Antiguos Alumnos de la Laboral, a través de su Secretario Miguel Ángel Caldevilla me ha invitado a ir al País Vasco a la Asamblea General de esta asociación y concretamente a un grupo de trabajo para tratar sobre la Uni, sobre los que fueron alumnos, y como aglutinar a todos/as para mejorar este espíritu tan vivo que nos convoca de alguna manera en este y otros espacios.Os tengo que confesar que me siento muy honrado y muy bien tratado -en mi opinión sin merecimiento- por parte de los amigos de la Asociación, y no tengo palabras para agradecer el apoyo y el aliento que siempre me han brindado desde que me embarcase en esta empresa. Gracias de corazón.

Continuando con nuestros recuerdos, quién no recuerda el viaje en el tren, en mi caso el "Costa Verde" que salía de la madrileña estación de Chamartín y acababa en Gijón, con un trayecto que nos tenía toda la noche en alerta, porque yo al menos no pegué el ojo nada. Paso a relataros mis recuerdos de los días anteriores y el mismo día 17 de octubre de 1983:

Los días anteriores mi vida transcurría entre nervios, incertidumbres, temor e ilusión. Mi madre me compró mi primera maleta, una maleta de piel de color marrón en la que llevaba mi ropa nueva y marcada con el número 437, que me hubo de acompañar hasta el final de mi periodo en l Laboral. Recuerdo el pelado que me echaron dos o tres días antes y mi salida de Guadalupe, mi pueblo de toda la vida, junto a mi padre que me acompañó hasta Gijón. Aquel día comí en Madrid con unos familiares y después de que nos dejaron en Atocha, cogimos cercanías hasta Chamartín para embarcar en el Costa Verde, un tren de cierta tradición que debía de ser ya por aquellos años, de los más obsoletos y maduros del parque de RENFE. Era la primera vez que montaba en tren, y apenas tenía 14 años, tal y como dice mi canción. La noche fue bastante mala, ya que íbamos parando en todos sitios. Recuerdo las paradas de Valladolid, de Zamora y de algunos sitios más, he incluso tengo muy presente el hecho de que alguien en algún vagón cercano se quejaba de que le habían robado. Allí conocí a Francisco Javier García y a su padre, con quien entablé la primera amistad y protagonista casualmente de mi primer reencuentro en esta nueva aventura en la Laboral, casi 25 años después. Con Javi y su padre llegamos a Gijón una mañana de lluvia y frío, y no recuerdo bien si cogimos el taxi juntos, aunque creo que sí. Mis primeras imágenes de la ciudad son las de la playa de San Lorenzo y sus olas en aquel día rabiosas. Al llegar a la Laboral su majestuosidad y su esplendor me impresionaron al igual que me impresionarán cuando vuelva a verlas pronto. Conocí a Juan Luis Jiménez Cruz y a algunos más que no recuerdo. Tras ocupar mi celda, por suerte en aquellos primeros días individual, comencé a colocar mi ropa en el armario y a instalar los candados para proteger mis pertenencias. La colcha amarilla cubría una pequeña cama de unos 90 cms que se situaba de frente a la puerta y dando continuidad a un conjunto de muebles en madera que contenía una mesa de escritorio, algunas estanterías, el cubre radiador y otra pequeña estantería a la cabeza de la cama. El momento más duro fue sin duda cuando mi padre se despidió de mi y con dos besos y un abrazo me dijo "hijo, ya sabes lo que te espera en el pueblo si no te aplicas en los estudios" y arrancó rumbo a la estación para repetir de nuevo el calvario del tren y lo demás. Aquella noche derramé muchas lágrimas y fue una de las primeras lecciones que me dió la vida, y de las que hoy me siento más orgulloso.

De mi primer día de clase no recuerdo mucho, salvo al compañero Fernando Manso Sanz, con el que hice una amistad profunda que después y por circunstancias de la vida, o quizás por cosas de adolescentes se fue apagando. Recuerdo a mi tutor de la1B-7, el profesor de Lengua conocido como "Pelucas". Por allí también estaba Concepción Casado de Matemáticas, el de Educación Física que no recuerdo su nombre y que era entrenador de un equipo de balonmano de la máxima categoría... Los primeros días transcurrieron entre las presentaciones, la formalización de matrícula y la compra de los libros, la cual hice en una librería que se llamaba Goher, por cierto muy cerca de la casa de una compañera nuestra llamada Antonia, que su padre era marino mercante o algo así. Junto a estos trámites, llamemósles escolares, estaban también los propios del internado. Era tiempo de novatadas, y alguna que otra me tocó padecer, no todas las que a algunos les hubiese gustado, ya que el hecho de que un primo hermano hubiese estudiado el año anterior allí me sirvió para que tuviese algunos privilegios. A pesar de todo no me libré de la petaca en la cama, ni del primer cambio de sábanas.

Estaría horas y horas escribiendo, pero quiero que cada uno/a de vosotros/as me cuente su experiencia, tanto los/as internos como los/as externas. Utilizad los comentarios y darle rienda suelta a vuestros recuerdos.

Mientras tanto, feliz aniversario para todos/as y a ver si lo podemos celebrar por todo lo alto.

Un abrazo e id preparando tiempo para una convocatoria virtual próxima, la segunda, donde espero que no faltéis ninguno/a.

Gestos emanados de la memoria

08 octubre 2008

Como sabéis y si no es así, os lo imagináis, el mantener abierto este espacio, compaginando la vida profesional y laboral, familiar y otros compromisos sociales que uno ha decidido abordar, no es tarea fácil. Ello, irá ralentizado en buena parte este espacio, al menos en lo que a actualización de contenidos se refiere. Ello no quiere decir que por ello tengamos que desfallecer o desanimarnos en la noble causa que nos convoca y que poco a poco -y así quedo patente en el I Encuentro Virtual- va tomando cuerpo, al menos en lo emocional que ya es importante.

No sé como os podéis sentir vosotros, como mero espectadores o quizá receptores, pero yo vivo con la memoria muy presente y creo haber recuperado buena parte de ella. Hace pocos días hablaba con una compañera de aquellos años y lo hice a sabiendas de que era posible que supusiera algún choque o efecto no esperado. Un asunto personal, para ella importante, necesitaba -o al menos así lo intuí- de algún gesto de optimismo y de por qué no, buenos recuerdos. Fui valiente y me atreví a marcar su móvil y a entablar una conversación con la que os puedo asegurar me sentí a gusto y con la sensación de extrañeza, pero a la vez con el calor que se siente cuando te das cuenta que a pesar de que ha pasado el tiempo todo está en perfecto estado de armonía. Desde aquí le envío un beso muy fuerte y no me preguntéis más porque creo que tampoco merece mayor divulgación.

Por lo demás, le doy la bienvenida al grupo a Julián García Amigo con el que contacte a través del blog que inicie en el Comercio Digital, hoy ya extinguido , y cuyas crónicas también están recogidas en este, nuestro blog, que controlamos y mantenemos sin necesidad de que nadie ajeno a la causa nos lo gestione.

Esto es todo, seguimos en la brecha.